Miércoles 4 de marzo de 2020

 

 

 

Indandela es un proyecto de arte participativo en torno a las imposiciones de género en la salsa cubana, donde intervenimos la estructura del baile, incentivamos la desnormalización de sus relaciones de poder buscando que roles y poderes se ejerzan por elección y trazamos nuevas formas, pasos e interacciones. Se presentó en el Museo Tamayo arte contemporáneo como conferencia-performance y taller de tres días. La última hora del taller la dedicamos a charlar con los asistentes.

 

El primer día identificamos inequidades en la pista de baile, el segundo nos contaron cómo percibían las intervenciones que propusimos y el tercero buscamos cómo se renivelan los poderes de género en la pista, cómo sucede un regreso a la equidad. Presentamos aquí la primer charla.

 

 

 

 

Talleristas:

Aarón Jiménez García

Julia Barrios de la Mora

María Fernanda Gómez Islas (Mafer)

 

Asistentes al taller que intervinieron en ésta charla:

Aurora del Carmen Martínez Alonso Palacios

Carla Lorena Lamoyi Domínguez

Daniel Esau Matildes Ronquillo

Emiliano Tello

Fabiola Cadena Campirano

Fátima M. Urbán Sánchez

José María de Jesús García García

Karol Monserrat Yáñez Díaz

 

 

 

 

AARÓN: Al estar la inequidad de género tan naturalizada en los bailes sociales se hace difícil reconocerla y comprender su impacto, así que el primer paso para atacarla sería localizarla con precisión. Hoy, la idea es hacer un abanico de anécdotas en las que hayan sentido desequilibrios de poder en los géneros, cosas que les hayan pasado o hayan visto u oído en la pista de baile. Tratemos de mantenerlo en la anécdota, en lo particular, para evitar generalizaciones como «Es que los hombres son así…», «Es que las mujeres hacen tal…».

 

En nuestros conversatorios habituales nos ha servido que comience con una anécdota para después irle dando forma a la charla ¿Quieren empezar? ¿Empiezo yo?

 

MAFER: Adelante.

 

AARÓN: Esto me sucedió el año pasado. Fui a Oaxaca, a una comunidad de hablantes. Un pueblo en medio de la sierra. Solamente la gente más joven habla español. Fui a la fiesta del pueblo invitado por una amiga que presentó un libro suyo sobre el estudio de la lengua, ella es de ahí. En medio del pueblo hay una plaza a la que le caben cuatro canchas de básquetbol, la fiesta se hace ahí cada año, con un grupo de cumbia y banda que toca toda la noche. A ambos costados de la cancha se colocan dos filas de sillas. En un costado se sientan sólo los hombres, todos los hombres del pueblo, y en el costado de enfrente todas la mujeres del pueblo. Del lado de los hombres estaban todas la cajas de cerveza apiladas, del lado de las mujeres ninguna, así que los hombres bebían toda la noche y las mujeres sólo veían. Y aunque toda la noche toca la banda, desde las ocho de la noche, hay muy poquitas parejas en la pista, sólo pasan al centro a bailar o las parejas casadas o las que ya tienen una relación tan sólida que se casarán próximamente. Lo que predomina son los hombres gritando, celebrando, riendo y las mujeres cuchicheando sobre lo que hacen los hombres. En el pueblo empiezan a beber desde los nueve años, es decir que desde niños los varones ya tienen una presión social de beber para hacerse hombres, así que mi amiga le abría las cervezas a su sobrino de nueve años. Ella se queja de que beben tan jóvenes pero al mismo tiempo comprende que a los hombres que no cumplen esa norma se les relega.

 

Estuvimos sentados unas primera piezas, vi la situación y le dije a mi amiga «Bueno, pues vamos a bailar ¿no?». Me volteó a ver súper sorprendida y dijo «¿A bailar aquí?», «Pues, a eso vinimos ¿no?», «¡¿En serio?!», «Si, pues venimos a bailar», «Pero es que nunca he bailado en la fiesta de mi pueblo». Ella tiene veintinueve años y jamás se había parado a bailar en la fiesta de su propio pueblo. «Bueno, no pasa nada, vamos a bailar». Y nos paramos a bailar. Íbamos con varios amigos también hablantes de otras comunidades y todos bailamos.

 

Era fuerte para mi, que bailo todo el tiempo, pensar en la posibilidad de que nunca hubiera bailado en la fiesta de mi pueblo por no casarme y ésta división de mujeres y hombres me parecía reflejo de un estado general de cosas. Lo traigo a cuenta porque al estar tan extrapolado deja ver desequilibrios de género que se repiten con diferentes presentaciones en pistas de baile del país. Bebidas y gritos que terminarán en golpes de un lado, del otro lado un silencio de sólo observar y en medio nadie baila, es decir, no se alcanza el contacto hombre-mujer a menos que haya un compromiso. Lo cuento para observarnos a nosotros mismos. En la ciudad muchas veces se ejercen estos abusos a ambos géneros, la exigencia de sumisión a la mujer, la exigencia de violencia al hombre y la exigencia de cortejo al baile.

 

AURORA: Bueno, cuando vi en el formulario de inscripción la pregunta «¿Algo te ha hecho sentir incómodo o vulnerable en una pista de baile?», le puse «Yo no frecuento pistas de baile». Pero estoy en un grupo de danzas tradicionales casi desde que nací y trabajamos los sábados. Lo interesante para mí es que por muchos años fue formado por maestros porque ese era su trabajo en lugar de dar clases y entonces había muchas parejas, hasta que eso dejó de funcionar y ahora tenemos muchos jóvenes, pero van a bailar muchísimas más mujeres que hombres. También en el contexto de las danzas tradicionales hay una división, hay danzas que sólo pueden hacer la mujeres y hay danzas que sólo pueden hacer los hombres, hay danzas que sólo se pueden hacer en pareja hombre-mujer y hay que dialogar con ello. Y cuando, como hoy que no hay suficientes hombres, yo me meto a hacer el papel de ‘hombre’ y «Ayúdame fulanita que llevas muchos años y que sabes más o menos las cosas», «Ayúdame sutanita que llevas muchos años y lo vas a saber resolver bien».

 

Pero a mi me causa conflicto y ese era mucho de mi interés por venir, justo éstas dinámicas de poder de género, de un líder y un follower. A mí, en cuanto estoy en ésta situación donde en una pareja de dos mujeres cada una tiene que hacer un rol distinto que no tiene que ver con su género, me cuesta trabajo cambiar el chip «Los hombres van a… bueno, a ver, no, los que estamos a la derecha vamos a... y los que estamos a la izquierda vamos a…». A mí no me molesta decir «Somos hombres», «Somos mujeres» pero tampoco tengo porqué decirle a la gente «Pues es que ahora tú eres hombre» si ellos nunca se han declarado conmigo como tales. Y me llama mucho la atención cómo lo resuelven ustedes con las palabras ‘líder’ y ‘follower, que responde a quitar esa arbitrariedad de ‘hombre-mujer’ y que yo he tenido que resolver como «Bueno, si estoy en una pareja, hay una persona que está a la derecha y una que está a la izquierda».

 

En el contexto de la danza tradicional es muy marcada la diferencia de cuál es el rol que tiene que cumplir cada persona según su género y eso a mí me parece arbitrario. Hace rato decía Carla «Es que es en la sociedad…», bueno si, pero también en la sociedad me parece arbitrario. No hay nada ni en la biología, ni en ningún lado que diga «Los hombres deben ostentar el poder».

 

CARLA: Pero lo que decía es que ese orden viene de estructuras desde mucho más atrás…

 

FABIOLA: Si, pero al final es arbitrario.

 

AURORA: La arbitrariedad pudo haber sido hace cinco mil años pero era una arbitrariedad. No hay una cuestión objetiva que nos diga «Así tienen que ser las cosas y así se tienen que quedar». Por eso es mi interés de «Vamos a cambiarlo y encontrar otras maneras de solucionar y romper éstas cadenas que son los roles que al final nos atan». Porque aunque pensemos que en el patriarcado los hombres viven en un paraíso, también los ata de alguna manera.

 

AARÓN: Es muy interesante pensar en romper el género en las danzas tradicionales porque, si bien en la salsa hay símbolos en el hombre lleva y la mujer es llevada, no hay tantas codificaciones como en las danzas tradicionales. Ahí es mucho más complicado porque los diferentes roles sociales están simbolizados, no sólo de género también económicos, políticos, etcétera ¿qué haces con todas esas capas de símbolos?

 

JULIA: Que al final la palabra también es ‘narración’ Las danzas tradicionales narran cierto tipo de momentos, historias, estructuras, formas de organización social, etcétera. Además el vestuario es la cosa más importante y ese es otro nivel más allá de la corporalidad, aunque, claro, conmemora a esa misma corporalidad. La salsa tiene ésta narración que promueve un comportamiento socialmente aceptado y que además le habla al hombre ‘sácala a pasear’ ‘cásate’ son nombres de pasos ‘cásate otra vez’…

 

MAFER: ‘Dámela’

 

JULIA: ‘Corónala’

 

AARÓN: ‘Vacílala’

 

MAFER: ‘Péinala’

 

JULIA: Hay unos horribles como el ‘vacila tu pollo’ ese a mí me grrrrr.

 

MAFER: Literalmente das un montón de vueltas.

 

JULIA: En ‘príncipe bueno’ le da un beso y en ‘príncipe malo’ le pega. O sea, hay una narración muy fuerte dentro de la salsa que de alguna u otra manera adoctrina a cierto comportamiento normal. Aunque parezca un poco menos relevante que en las danzas tradicionales, que son tan pictóricas, también lo hay.

 

MONSERRAT: En una de las clases a las que fui de salsa cubana o casino un maestro nos dijo «El papel más importante es el del hombre porque no importa que la mujer no sepa bailar tanto mientras el hombre la sepa llevar bien y sepa marcar, la mujer va a ser más fácil». Y se me quedó esa idea de «El hombre es el más importante en esto». Y después cuando vamos a las prácticas, los ‘sociales’, te das cuenta de que en realidad no. Yo no sabía tanto y bailaba con los que ya sabían y si tú no te sabes los pasos que van a marcar, ellos no pueden hacer más… Bueno, hay muchos que ya con cierta experiencia te pueden marcar de alguna manera que, aunque tú no sepas muy bien qué hacer, puedas responder a los pasos para que siga el baile, pero realmente si la mujer no sabe dar vueltas no se puede hacer una buena comunicación. Ahí me di cuenta de que no era que el hombre fuera el más importante en el baile.

 

MAFER: De hecho a mí cuando me enseñaron a bailar, antes de dar clase, una mujer me dijo «Si tú no te los sabes, no te preocupes, él te va a llevar y mientras él te lleve de lo único que te tienes que preocupar debe ser de adornarlo…».

 

MONSERRAT: ¡Ajá!

 

MAFER: «…de verte bonita, de mover los brazos bien, de estirar la mano, sonreír. Porque todos van a ver a la mujer, casi nadie voltea a ver al hombre». Así me decía y yo «Bueno, pero ¿por qué? Si es su pareja, es un baile en pareja». Y tienes mucha razón, por más que yo sepa bailar, por más que yo sepa llevar bien la vuelta, si la otra persona está en mood de que no tiene ni idea jamás va a salir la vuelta y jamás va a salir el baile. Lo vimos ahorita, si a uno no le salía los dos se perdían, por más que uno supiera llevar, porque es un trabajo de ambos. Queremos eliminar que el peso caiga sobre uno, el peso tiene que caer sobre los dos porque los dos están bailando, los dos son una pareja. Son dos. Los dos tienen papeles importantes.

 

AARÓN: Y es muy brutal el lenguaje, es un lenguaje que enseña y valora y el escuchar «El hombre es lo más importante» es como una puñalada. Es como cuando dos mujeres están bailando y entonces se les acercan dos hombres a preguntarles «¿Por qué bailan solas?», «No estamos bailando solas, estamos bailando en compañía».

 

JULIA: «…entre nosotras».

 

AARÓN: Lo preguntan como si se necesitara un hombre para que el baile sucediera. Es importante atender al lenguaje porque está enseñando cosas, es una docencia que le habla al hombre para que mande y objetualiza a la mujer como ‘un pollo’

 

JULIA: O ‘tres pelotas’ por ejemplo, a mí ese me molesta un montón. Porque literalmente te van rotando, ahí es muy objetual el cuerpo «Pásate pa’ ‘cá, ahora pa’ `llá…».

 

MAFER: Bueno, para explicar un poco más ‘tres pelotas’ son tres ‘dames’ Le haces un ‘enchúflala’ a una mujer y te pasas a otra, así es la rueda tradicional, le haces otro ‘enchúflala’ a la nueva y te pasas a la que sigue. Y entonces te pasaste por tres mujeres, ya no te quedaste con una, te rolaste a la mujer, tú fuiste con todas y la mujer se quedó ahí esperando a su hombre.

 

JULIA: Es una pelota.

 

MAFER: Y hay muchas, muchísimas vueltas que…, sí, el lenguaje está cañón.

 

AARÓN: Es brutal la forma de describirlo y aquí te voy a usar de ejemplo Mafer. Si se fijan en cómo explicó el paso, explicó lo que hace el hombre «Te das vuelta y te la rolas, te das vuelta y te la rolas». No explicó «Haces un ‘fuayid’, giras y te vas con el hombre que sigue, haces otro ‘fuayid’…». Los pasos no se empiezan a explicar desde el lugar de la mujer, sino desde el lugar del hombre.

 

MAFER: Si y la verdad es que he estado practicando mucho ya no decir «Y tú te pasas a la mujer y pásate a la otra». Pero es que así me enseñaron a bailar, así me enseñaron a dar clase. Y ¿es más fácil decir ‘mujer-hombre’? ¿Por qué es más fácil? Solamente decir ‘follower-líder’ «El líder va a hacer esto, el follower va a hacer esto».

 

JULIA: Porque de todas maneras siempre hay mujeres haciendo el rol de líder muchas veces.

 

MAFER: Nos ha tocado que no vamos con hombre o que el hombre no sabe bailar y decimos «Ok, yo te llevo» a la prima, la tía, la hermana y dice «Ok, vamos a bailar» y las dos bailamos. «Y ¿quién lleva?», «No, pues tú déjate llevar y ya vemos». No le estás diciendo «Tú la haces de hombre». No, solamente somos dos personas bailando, no un hombre y una mujer. O sea, también yo me estoy adoctrinando en el lenguaje.

 

FABIOLA: Que también podría ayudar un poco utilizar la persona líder, en lugar de ‘el líder’ porque visualmente cuando dices el líder’ yo me imagino un hombre ¿sabes? es la primer persona que veo. Entonces, el lenguaje tiene que ser más sensible aunque estés utilizando ‘líder’ y no ‘hombre’ y ‘mujer’. A lo que te puede llevar ese lenguaje es a pensar directamente en un hombre, incluso confundirte en «¿Yo qué soy? Porque yo no soy ‘el’ líder». Soy mujer, entonces ¿cuál es el rol que debo poner en esto?

 

JULIA: Si, claro, eso está bueno.

 

MAFER: Eso si está un poco complicado porque nos ahorramos trabajo cuando enseñamos una vuelta. Para cantar «Enchúfla persona líder a la persona follower» me ahorro todo ese trabajo y digo ‘enchúfla’. Antes decías ‘enchúflala’ porque el ‘hombre’ enchuflaba a la ‘mujer’.

 

EMILIANO: ¿No puede ser ‘enchúflale’? ¿O ‘la líder’?

 

CARLA: Pero es que todo el tiempo está cambiando.

 

MAFER: Si decimos ‘él líder’ y ‘el follower’ los hacemos iguales…

 

FABIOLA: Quítale ‘él’

 

JULIA: Si, ‘líder, ‘follower

 

MAFER: También.

 

FÁTIMA: Desarticular.

 

MAFER: Les digo, estoy apenas… Denme tiempo, no se preocupen, yo los acepto todos…

 

AARÓN: De hecho algo que nos importa mucho en éste taller y con ustedes es que éste es un proyecto que estamos creando, que todo el tiempo está cambiando, un proceso en que aparecen cosas nuevas y todo lo que nos propongan nos viene increíble, como esto. También, la verdad es que no estamos tan contentos con ‘follower’ y ‘líder’ porque ¿por qué en inglés? Pero, bueno, es con lo que hemos podido acomodarnos fuera de ‘hombre-mujer’.

 

JULIA: Si, porque en español sería ‘el que sigue’…

 

EMILIANO: ‘El seguidor’

 

CARLA: ‘El que lleva’ y ‘el que sigue’

 

MAFER: Pero en español caemos en lo mismo.

 

JULIA: Ahí es ‘seguidora’ y ‘seguidor’

 

EMILIANO: Si, ahí es la sociedad y el lenguaje, no nada más el baile.

 

JULIA: Y el lenguaje inclusivo ha sido algo que vino después, todo inició por una necesidad que no empezaba por ahí.

 

AARÓN: Si, tenía que ver con un asunto corporal que no necesariamente pasaba por la palabra.

 

JULIA: Entonces ahorita, a la hora de enseñar, ya es otro rollo porque, claro, como lo fuimos desarrollando poco a poco, entre nosotros, nosotras y nosotros, nosotres…

 

MAFER: Caímos al nosotres, al nosotrxs también.

 

EMILIANO: ¿Y le van a cambiar los nombres a los pasos?

 

MAFER: Es uno de los proyectos, la verdad no hemos avanzado tanto en ese campo, pero si.

 

JULIA: Hay algunos que de todas maneras son números ‘71’, ‘72’, ‘73’, esos no hay tanto problema. Y bueno, no les hemos enseñado la ‘rueda equitativa’, ahí ya no es ‘enchúflala’, sino ‘enchufla’.

 

FABIOLA: La verdad el proyecto me parece súper interesante. Yo sí no sé bailar, como podrán ver, ni voy al antro ni nada, vine por el tema de género porque yo estudio esos temas. Y creo que desde una perspectiva de la prevención de la violencia de género también puede ayudar muchísimo porque empodera a la mujer haciéndole ver que no tiene que ser la que sigue y no se tiene que dejar dominar por el hombre. Me gusta mucho lo que hacen.

 

JULIA: Totalmente. Aunque de principio no nos posicionamos como «Es un proyecto feminista totalmente» porque se vuelve un problema para ciertos tipos de personas. Realmente ¿qué sentimos? ¿qué pensamos? Pero claro, obviamente comparte y es algo latente que se expresa ya en todos lados. Sí es una siguiente vuelta el amarrarlo en ese sentido.

 

CARLA: Bueno, yo fui a un par de sociales de salsa en línea, que es la salsa de Nueva York, e iba con un chico que sabía bailar, pero yo aprendí a bailar en la calle, en Colombia y no sé pasos. Sé seguir ritmos, sé seguir vueltas, pero no me sé las cosas técnicas. Y todo el tiempo sentía que deslegitimaba mi saber porque no lo había aprendido en una clase. Me decía  «Es que tú bailas charanga» y a mí me ponía de muy de mal humor que mi saber, por no ser técnico, no fuera bueno, porque es algo que disfruto mucho. Yo creo que lo que más disfruto en la vida es bailar. Me considero completamente amateur. Y ahorita viéndolos bailar y estar cambiando todo el tiempo los roles pienso en que los cuerpos, cuerpo femenino, cuerpo masculino, cada uno tiene permitido socialmente moverse de cierta manera. Me doy cuenta en los brazos, en los adornos y en la cosa de tomar, que la mujer estira el brazo así y el hombre tiene que hacer otra cosa.

 

También ahora estoy muy clavada en un libro que voy a editar sobre los bailes caribeños. Y por otras razones llegué al twerk, yo hago twerk, que es un baile en solitario, súper-técnico, pero está relegado a la figura femenina y a los hombres homosexuales. Y todo ese tipo de cosas de ¿quién puede bailar un baile? ¿quién puede mover ciertas partes del cuerpo? ¿Qué tipo de movimientos? ¿Qué tipo de ropa? Porque usas cachetero porque lo que se tiene que ver es que se mueve el culo, ese es el chiste del baile. Hay una tensión ahí. También, por ejemplo, cuando iba las primeras veces a las clases me sentía muy cómoda porque sólo había mujeres y había otra clases para hombres, pero eso ¿cuándo estás dispuesta a ponerte cacheteros y cuándo no? O sea, también es un proceso.

 

Y lo digo porque tiene que ver con los géneros, con los bailes y qué baile se le asigna a cada persona y que está reglado por una cultura que viene de mucho más atrás, desde la colonia. Por eso me interesaba mucho venir acá y entender ¿por qué estoy tratando de hacer un libro pero también tratando de pasarlo por el cuerpo? Va a ser sobre dancehall, no tiene que ver con esto. Y me parece muy disruptivo lo que están haciendo porque me imagino que le dijera al ingeniero con el que salí a bailar que tiene que cambiar el rol ¡yo creo que se vuelve loco! En esos sociales de salsa sí se sentía esa masculinidad. O sea, me dijo «Te van a sacar a bailar porque te ves bien».

 

JULIA: «…porque traes vestido, porque traes tacones».

 

MAFER: «…porque eres bonita, eres güera y estás buena», literal.

 

CARLA: O sea, te paras ahí aunque no sepas bailar, yo no sé bailar, y no me sentía cómoda bailando porque había ésta cosa del poder de «Yo voy a clases y tú no», pero como me veía bien… Y del otro lado estaba la bachata, que tiene la cosa de las cercanías del cuerpo y eso también tiene que ver con una cosa cultural, porque nuestra corporalidad es diferente que en el Caribe o que en Colombia. Hay un montón de cosas sobre las que pensar de los movimientos que hacemos y que se quedan ahí y no lo llevamos a lo filosófico, a lo sociológico o a lo antropológico, por eso me parece muy cabrón el proyecto que están haciendo.

 

Y enseñarlo es súper complicado porque es cambiar nuestras estructuras de pensar y de cómo pongo la mano y cómo me muevo y… o sea, esa fuerza que no tengo yo a la hora de bailar porque siempre estoy en disposición del otro. Siempre pienso «Ok, si voy a bailar con un hombre entonces tengo que seguirlo a él y tengo que tratar de entender cómo se mueve su cuerpo, porque es mi papel» y no espero que me sigan a mí. Entonces cambia también el pensamiento.

 

JULIA: Esa es una de las reflexiones también ¿Cómo ser líder o ejercer un cierto liderazgo sobre el cuerpo del otro sin tener que pasar por esos empujes o esos actos de dominio? Fue y es un gran tema. Porque al final ya no es formal, en términos de la estructura y la forma, sino es totalmente sensorial, totalmente sensible. De la sensibilidad que puedes desarrollar para entenderte con el cuerpo presente frente a ti, que va a ser diferente cada vez, que va a querer una cierta cercanía, al igual que tú con él, diferente de un día a otro, a un baile anterior a éste. Una sensibilidad de no dar por hecho la cercanía tanto genital como íntima. Aunque al mismo tiempo es una danza de cortejo...

 

MAFER: Si.

 

AARÓN: Cuando estábamos diseñado el taller del día de hoy, ésta primera parte de enseñar la rueda tradicional con los roles al revés, una primera idea que habíamos tenido era «Vamos a enseñarles los pasos, pero también lo que se les exige desde su género». O sea, la mujer pone la mano sobre la mano del hombre, pero no sólo la pone ¿sabes?, su postura tiene que ser cuello arriba, ‘manita de aparador’, se tiene que ver todo un código de feminidad en el follower.

 

JULIA: ‘Manita de aparador’ y así se dice, es toda una cosa. It´s a thing.

 

AARÓN: Y los hombres en el ‘dile que no’ ¿recuerdan lo que les decía Mafer? «Vamos con el torso». Y es que hay una cosa en la mecánica donde el torso te va a ayudar a moverla pero se le agrega el asunto de género al torso «Los hombros van ligeramente caídos porque el hombre no es fino, el hombre es pesado, así que el cuerpo va hacia delante. Y el remate del ‘dile que no’ es fuerte porque es un hombre, no es una mujer», tiene que mostrar virilidad en el ‘dile que no’, así se exige. Entonces pensamos un primer formato «Vamos a enseñar todos esos códigos para que vean lo que se le está exigiendo al otro género« aunque al final preferimos que pudieran ver que no se necesita un código de un género u otro para llevar o dejarse lleva. O sea, no necesitas ser delicado para dejarte llevar, no necesitas exudar virilidad para llevar al otro. Es lo que les trataba de decir con lo de «Desanclemos el género del lugar de mando».

 

JULIA: De acción, relación y formas.

 

MONSERRAT: Justo me pasó algo parecido cuando estábamos bailando. A mí me gusta la sensualidad o la cadencia que puede resultar en el baile, entonces cuando estaba ejerciendo mi papel de líder, pensaba «¿Qué tan sensual o no? ». O sea «No debe de ser tan cadencioso, no debo mover tanto la cadera, me debo de medir en esto…», si lo llegué a pensar.

 

AARÓN: ¿Pero por qué no podrías ser igual de sensual…?

 

MONSERRAT: Aunque sea líder quiero seguir viviendo esa cadencia.

 

MAFER: ¿Por qué prohibirnos el que porque yo voy a llevar yo no puedo ser sexy? Seas hombre o mujer, líder o follower. En el baile cubano el hombre es fuerte, el hombre siempre está en ésta posición, siempre está llevando a la mujer y con el torso impide que pase más la mujer. La mujer está súper estilizada y lo que mueve más es, no tanto los brazos, sino la cadera porque lo que ven son las nalgas, literal, y es a lo que tú vas a bailar, a que te vean ¿Y el hombre qué va a hacer? pues va a moverte para que te veas mejor ¿Por qué el hecho de estar en el otro lugar no te hace ser eso? Si yo quiero moverme bien, seas mujer u hombre, si quiero mover el trasero o mover los hombros ¿Qué nos lo impide? ¿Qué nos impide mover tal cosa o no mover tal otra? ¿El miedo a lo que digan los demás?

 

JULIA: ¿O qué te dice que sí lo tengas que hacer?

 

MAFER: Exacto ¿O qué te dice que al estar del lado del follower tienes que ser súper sexy?

 

JULIA: Agraciada.

 

MAFER: Nada. No hay si, no hay no, haz lo que quieras.

 

JULIA: Aunque es cierto que vamos a los sociales y te das cuenta de que si no traes falda no te sacan tanto a bailar. O si ya bailaste como líder es difícil que te vuelvan a sacar a bailar. Y además cuando se acercan y tú ya viste que ese cuate se sobrepasó con alguien más y le dices «No», «¡Ay, pinche vieja! ¿A qué vienes entonces? », «¡¿What?! ». Entonces, claro que esas cosas nos hacen sentir que si quiero salir a bailar entonces tengo que decirle sí a esto y no puedo bailar con una mujer, ni bailar de líder siendo mujer, etcétera. Todo eso porque socialmente se me van a cerrar las oportunidades de bailar y lo que quiero es bailar. Te van canalizando a cierto tipo de roles justamente para poder encajar socialmente.

 

FABIOLA: También imagínate si en hombre-mujer existe éste conflicto de «¿Puedo o no puedo ser líder?», «¿Tengo o no tengo que ser sexy al bailar?». Imagínate cuando metes la variable de diversidad sexual. El tema queer, el tema trans se vuelve en un juego que no sabes qué rol tomar. Creo que sería muy interesante analizar desde la diversidad sexual y de género, cómo se traduce.

 

JULIA: Lo vamos a ver.

 

MAFER: Porque de hecho en la comunidad LGBT existen esos roles. Y te preguntas «Estás buscando equidad, estás buscando respeto ¿pero y tú no lo haces?».

 

JULIA: O sea, la comunidad muchas veces respeta quién es líder-hombre, quién es follower-mujer. Y también ha habido recientemente, nos comentaba, ya conocerán a Chucho, ha habido parejas hombre-hombre, ni siquiera homosexuales, que están bailando y los sacan de los sociales. A las mujeres no, dos mujeres bailando es sexy, es sensual…

 

MAFER: Es común.

 

CARLA: Pero también pregunto eso. Igual hay más disposición de la mujer a ser líder, pero si trataran de implementar éste método con gente que si baila ¿cuál sería la disposición del hombre a seguir?

 

AARÓN: Es más complicado para el hombre en el sentido de que, si en el baile es donde estoy jugando mi virilidad, en la potencia del llevar, cuando dejo de llevar entonces lo que queda en la línea de fuego es qué tan hombre soy.

 

CARLA: Pero es que no va por ahí.

 

AARÓN: Y tienes razón. A lo que me refiero es que bajo éste ordenamiento líder-hombre se entendería que si me dejo llevar entonces mi masculinidad queda frágil o queda en duda. Eso sería basado en ésta estructura. Por eso es que tenemos que lograr desencadenar simbólicamente el mando de la virilidad, para que puedan pasarse sin problemas de líder a follower y de follower a líder. Pero sí ha sido un problema.

 

JULIA: Cabe destacar que Aarón empezó éste proyecto. Y no solamente éstos cinco meses, sino el paso ‘Camila’ que les enseñamos viene de un trabajo anterior.

 

AARÓN: Antes diseñé algunos pasos que intercambian el mando con una amiga que se llama Camila.

 

JULIA: Es una reflexión que empezó con Aarón. En realidad él es artista plástico pero baila desde hace muchísimo tiempo. Y nos convocó a hombres y mujeres por igual. Ahorita somos dos hombres y seis mujeres, aunque se invitaron en realidad en total a seis hombres quedaron dos. Había unos que decían «Tengo mucha chamba», aunque todas y todos tenemos mucha chamba, no había un interés en realidad por explorar. Y se invitó a maestros de salsa, en realidad aquí yo soy la que no soy maestra de salsa. Y nada, se fueron yendo. Y el último que se fue sí dijo «Tengo issues con el feminismo» y ni siquiera llegó a la primera práctica.

 

AARÓN: Sólo mandó un mensaje dos horas antes.

 

JULIA: Es algo que hablamos mucho. Aunque ¿por qué el afán? Ok, si realmente no están ¿por qué el afán de llenar esos huecos de hombre? Ok, no hay hombres ¿quién sí quiere? Dale. Pero fue un gran tema durante estos meses.

 

MAFER: Si.

 

JULIA: Le llamamos ‘el hueco’  

 

MAFER: Si, nos hemos enfrentado con muchísimas, muchísimas controversias.

 

CARLA: Es que no hay una disposición tampoco, ese es el problema.

 

EMILIANO: Yo tengo una duda ¿Pero por qué tiene que haber un líder? ¿No puede ser neutral?

 

CARLA: Porque es un baile en pareja.

 

EMILIANO: Pero ¿por qué tenemos que bailar así?

 

FABIOLA: ¿Puede ser neutral?

 

EMILIANO: O sea, puede ser completamente neutro y que no haya un dominio de alguien sobre alguien ¿no? Como dijeron que fueron a la región oaxaqueña y luego también tu historia Aurora, son bailes culturales, son de esa sociedad, es como si estuviéramos bailando un baile medieval ¿sabesno va con nuestra época ya ¿Por qué no hacer un baile nuevo donde sea neutral?

 

CARLA: Claro, pero es que justo están tratando de decodificar algo muy arraigado en un lugar que…

 

EMILIANO: ¿En Cuba, no? Pero entonces ¿cómo son los cubanos? O sea, es algo que va con esa sociedad.

 

AURORA: Claro, pero creo que el punto es «Vamos a cambiar la sociedad», pero no vamos a cambiar la súper-estructura, sino vamos a ir haciendo núcleos y dejar que crezcan, creo que funcionaría un poco mejor.

 

MAFER: Si, queremos comenzar por algo.

 

EMILIANO: Si, tienes razón, pero ¿por qué tendría que haber un líder?

 

AARÓN: Ah, esa es una gran pregunta que nos topamos en algún momento de la exploración. En el taller estamos yendo de manera cronológica con las herramientas que fuimos desarrollando. Lo que vimos hoy fueron nuestras primeras exploraciones que todavía respetan un líder y un follower, hay un intercambio, pero seguimos manteniendo su estructura. Conforme experimentamos y charlamos empezamos a hacernos preguntas más complicadas como ¿por qué tendría que haber uno que lleva y uno que se deja llevar todo el tiempo? Y encontramos varias respuestas. Y en ésta parte es dónde les quería decir que la siguiente clase vamos a ver una rueda completa recodificada. Hoy lo único que vimos fue un intercambio de mandos, un switcheo, y si sólo switcheamos la salsa cubana no retamos al sistema, mientras que de las preguntas que empezaron a ser complicadas fue ¿cómo reconfiguramos la forma del baile y generamos una nueva estructura que trate de responder esas preguntas?

 

CARLA: Pero del baile en pareja, porque hay muchos bailes que son en solitario.

 

JULIA: En realidad de la rueda de casino y su posibilidad de baile e improvisación en pareja.

 

EMILIANO: Pero ¿no puede haber un baile en pareja que sea neutral?

 

CARLA: Si, la electrónica. Ahí ya cada quién hace lo que se le da la gana.

 

EMILIANO: Es lo que iba a decir, ese es mi punto.

 

CARLA: Pero es que el chiste es ir a la salsa ¿me entiendes?

 

EMILIANO: Obviamente no es lo mismo porque no es tan sofisticado, no hay pasos y cosas así…

 

CARLA: Pero es que sí los hay.

 

EMILIANO: Es más libre. En sí cada quién hace lo que quiere ¿no?

 

FÁTIMA:  Yo creo que deberíamos ver algunas palabras súper técnicas y no caer en esas tendencias tan absolutistas del lenguaje. Creo que lo mejor sería, si estamos en la apertura del cuerpo también estar en la del lenguaje. No creo que sea el líder el poder, el control, no, simplemente es una guía. Sobretodo en un baile, en una danza de dos y en ésta específicamente. Justamente creo que aquí está bastante dirigido en que todos cumplimos los dos roles, que los dos sepamos jugar el rol del guía y el rol del que se deja llevar. Pero no es del que ‘se deja’ porque está ‘jodido’. No, no, no. Sólo es lenguaje técnico.

 

EMILIANO: Si, eso sí lo entendí, pero me preguntaba si hay un baile donde no necesariamente tengas que decidir.

 

CARLA: Pero es que sí existe. Ellos están cuestionando los roles.

 

AARÓN: Pero es que me parece que todavía están entendiendo que el baile en pareja solamente existe cuando hay un líder y hay un follower.

 

EMILIANO: Ajá ¿no pueden ser los dos?

 

AARÓN: Y la respuesta que encontramos a eso fue sumamente interesante porque no la encontramos a partir del lenguaje. Es muy difícil tratar de romper una estructura solamente a partir del lenguaje porque el lenguaje funciona en los límites de una estructura. La encontramos a partir de experimentos del cuerpo y justamente ahí es dónde entró la comunidad LGBT. No, efectivamente no tiene que haber un líder y un follower para que exista un baile en pareja y es lo que vamos a ver la próxima clase.

 

CARLA: Pero no es lo mismo bailar en pareja que bailar con alguien.

 

AARÓN: No, pero sí se puede bailar en pareja borrando el líder y el follower aunque no lo creas.

 

CARLA: No, seguramente si.

 

MAFER: ¿Por qué creen que estamos tan…? Ya ni sabemos lo que estamos bailando.

 

JULIA: Borrando también su parcialidad. Yo soy de danza contemporánea y hay muchos ejercicios de improvisación libre en los que tienes que tener un nivel de escucha y por eso hablo de un nivel de sensibilidad para entender a quién tienes enfrente, que hacemos muchísimo nosotras. Aunque que de todas maneras en algún momento sí ejerce un dominio una persona, una propuesta. Hay el rol de seguir o no seguir también. Puede haber un ir y un venir a los poderes sobre la mesa, todas las herramientas ya no asignadas están ahí. Y podemos tomar y dar y dejar, que es muy interesante en la improvisación, tanto en la música como en la danza.

 

AARÓN: Entonces, para antojárselos, la próxima clase vamos a ver ¿qué se puede hacer para empoderar a la mujer frente a ciertos abusos y vulneraciones del hombre? Vamos a ver el asunto de borrar líder y follower desde experiencias de la LGBT. Vamos a ver las bases de la rueda que inventamos con sus nuevas estructuras. Y el viernes vamos a profundizar en esa rueda y veremos una cosa geométrica sobre lo que les explicaba hoy de los triángulos y los círculos de la rueda tradicional para, nosotros nunca imaginamos que iba a pasar así pero cuadruplicamos las posibilidades del baile sin querer. Sólo con borrar los roles, le agregamos tres posibilidades.

 

JULIA: ¿Puedo hacer una última pregunta? Digo, porque tenemos aquí dos hombres que vinieron al taller directamente. Tú Emiliano te añadiste después…

 

CARLA: Lo obligamos.

 

JULIA: Me pregunto porque estábamos diciendo que no hay esa disposición y sin embargo están ustedes aquí. Me gustaría personalmente saber ¿qué los trajo?

 

DANIEL: A mí me trajo seguir a mi novia…

 

JULIA: Está buenísimo, para entenderla.

 

DANIEL: La mayoría de las personas que están metidas en el feminismo obviamente son mujeres y muy pocos hombres comprenden las razones de éste movimiento. Entonces todo esto sirve para abarcar…, es que no quisiera decir entenderlas, sino ver las razones de ¿por qué todo ésto? y ¿para qué liberar los roles? y ¿para qué eliminar líder y follower? Porque al final de cuentas creo que todos somos personas ¿saben? O sea, todos bailamos lo mismo, no por ser hombre o ser mujer uno se tiene que ir hacia abajo y la mujer tiene que seguir al hombre. Bueno, todo eso.

 

JOSÉ MARÍA: Bueno, yo estoy aprendiendo a bailar apenas. Desde fuera sí he visto ésta práctica muy sexualizada de la mujer, la notaba como un objeto en bailes como la salsa o demás, que la movían como algo. Ahorita que estoy aprendiendo consideré que era buen momento para poder ver esa igualdad. Y, por ejemplo, ahora en los ejercicios que estaba haciendo me di cuenta de todo lo que implica que la mujer tenga que seguir los pasos.

 

Creo que eso me va a ayudar a entender mejor el baile, verlo desde las dos perspectivas. Y también de lo que llamaban ‘poder’ porque yo hace diez años el único baile que conocía era el vals y siempre me decían «Tú tienes que sacar a bailar a la mujer, tú la vas a guiar a ella». Y ellas confiaban en eso y me preguntaban «¿Sabes llevar para que me lleves?». Es curioso, pero lo que me trajo aquí fue aprender a bailar y verlo desde los dos puntos de vista.

 

MAFER: Lo que nadie porque normalmente cuando van a clases todos van con un switch «Yo soy hombre, voy a aprender a llevar», «Yo soy mujer, voy a aprender a dejarme llevar». Yo aprendí así, que bien que tú no.